EL SALAR DE LOS CANOS
El Salar de los Canos es un humedal costero de carácter salino situado en el municipio de Vera (Almería), entre las desembocaduras de los ríos Antas y Almanzora. Se encuentra en el tramo final de la rambla del Algarrobo, y está situado en un lugar de descarga de sistemas hídricos locales. Estuvo conectado al mar pero el desarrollo urbanístico lo ha aislado definitivamente.
El clima es Mediterráneo subdesértico caracterizado por alta insolación (4.200 horas de sol/año), alta temperatura (media anual 18o C), y escasez de precipitaciones (300 mm/año) que suelen producir intensos episodios torrenciales.
El origen del Salar es poco conocido ya que apenas existen evidencias pero sí algunos indicios que hacen suponer el aprovechamiento de la sal desde la época romana. Su nombre “El Salar” se debe a que, más recientemente, se conoce un aprovechamiento a pequeña escala de la sal siendo “Salineras Catalanas” la última empresa propietaria.
Además, el espacio ha sido explotado como campo de cultivo, destacando la plantación de tomates aprovechando la salinidad del suelo. También ha tenido otros usos dispares, llegándose incluso a establecer sobre su superficie un circuito de motocross a finales del siglo pasado.Esto fue posible, en gran parte, al carácter estacional del humedal hasta hace pocos años, cuando el Salar permanecía seco varios meses (estivales) al año.
En la actualidad el Salar de los Canos ocupa una superficie de unas 100 Ha, de las cuales 60 Ha corresponden a una lámina permanente de agua consecuencia natural del desarrollo urbanístico que le rodea. Las 40 Ha restantes se encuentran en un terreno más elevado, presentando en algunas zonas un talud de unos 20 metros, donde podemos encontrar una muestra bien conservada de monte bajo y matorral Mediterráneol, endémico del sureste de la península ibérica.
Es la unión abrupta de estos dos ecosistemas, humedal y monte bajo, lo que, junto a su estratégica posición y clima, dota a este entorno de una enorme biodiversidad, sin igual en el Levante Almeriense.
Aparte de la inmensa riqueza ecológica que el Salar atesora, no debemos olvidar los servicios ecosistémicos para el ser humano que este humedal nos brinda, siendo un pulmón verde de la comarca
que actúa como sumidero de carbono y, ahora más que nunca, es clave para la contención de inundaciones, frecuentes en la zona.
FAUNA
El Salar de los Canos posee una fauna muy rica albergando gran variedad de especies, algunas consideradas en peligro de extinción.
De todos los animales que pueblan este ecosistema, son las aves las que muestran una mayor biodiversidad y presencia convirtiéndose en la atracción turística del espacio. Aunque el flamenco común, presente todo el año, sea la especie más llamativa para el público, más de 150 especies han sido documentadas en este entorno, con poblaciones saludables de especies en peligro tales como la Malvasía cabeciblanca o la Garcilla cangrejera. Multitud de especies de anátidas, garzas, rálidos, zampullines, paseriformes, limícolas, túrdidos, rapaces, etc conviven en este privilegiado entorno. Esta avifauna es,
además, muy cambiante de una estación a otra, debido a la situación estratégica del humedal en los pasos migratorios. El Salar también sirve de dormidero habitual para algunas especies de aves como garzas o grajillas que se concentran en gran número al anochecer.
En invierno, gracias al clima, alberga una gran cantidad de especies invernantes, especialmente de anátidas y paseriformes tales como el pájaro moscón o el escribano palustre.
En primavera, el humedal acoge multitud de especies provenientes de África y que pueden estar de paso, o permanecer varios meses para reproducirse en el humedal. Otras especies, sin embargo, abandonan el Salar para reproducirse más al norte.
El verano es la temporada clave en el desarrollo de los pollos nacidos en el humedal. En la laguna se concentra una gran cantidad de aves ya que es uno de los pocos puntos de agua que hay en la zona en esta época del año normalmente. La presión humana en estos meses es notable, aumentando mucho efectos tan nocivos como la generación de residuos o la contaminación acústica.
El otoño es paso migratorio, adultos y jóvenes de primer año de muchas especies abandonan sus zonas de cría para volar a sus cuarteles invernales, con el Salar como importante estación de paso. Además, muchas de estas aves, permanecerán hasta la primavera.
También los reptiles son de gran interés especialmente por la abundante presencia de la tortuga mora, considerada en peligro de extinción, la variante de lagarto ocelado endémica del sureste ibérico o el camaleón común.
Mamíferos como el zorro, jabalí, conejo o tejón también son habitantes habituales de este ecosistema.
Como buena zona húmeda, la comunidad de anfibios e invertebrados es interesante y nutrida, siendo los odonatos (libélulas) uno de los grupos más destacados por su cantidad y variedad.
FLORA
La peculiaridad de este entorno que aúna dos ecosistemas bien diferenciados (acuático y monte bajo) en una superficie de apenas 100 Ha, proporciona al espacio una gran biodiversidad de flora con una buena muestra de plantas endémicas del sureste peninsular.
En la parte baja del humedal, donde se encuentra la lámina de agua, predominan las especies con alta tolerancia a la sal como la omnipresente caña, el taray, la sosa jabonera o las salicornias. También esfrecuente la endémica Launea arborescens conocida en la zona como rascavieja o rascamoños.
En la parte alta del humedal o loma central, predomina la vegetación de matorral como el esparto, lajarilla almeriense, la siempreviva, el cambrón, o la ya mencionada rascavieja. También podemos encontrar la rara y vulnerable Astragalus alopecuroides endémica del sureste peninsular.
Por todo lo anterior, debemos considerar el Salar de los Canos una “rara avis” dentro de un Levante
Almeriense cada vez más urbanizado, ya que se trata de uno de los últimos reductos de vida salvaje que podemos encontrar en la zona, un auténtico pulmón verde que merece el máximo respeto y protección.